Macarena Allen. Con la tecnología de Blogger.
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En la cueva

Necesito cueva, un tiempo enterradita en el útero de la madre, tomando fuerzas, retomando mi esencia, dejándome mimar por ella. Necesito esa calidez, ese espacio, solo para mí. Necesito mi espacio, reencontrarme y retomar muchas cosas. Un espacio donde no pueda entrar nadie, donde solo yo este, donde pueda hacer y deshacer, donde si me apetece tocarme la barriga no tenga que dar un motivo, donde solo sea yo, en mi esencia pura, donde no esté coartada en decir o hacer. Necesito mi espacio, pero ya no solo mentalmente, si no también físicamente. Espacio. Y por eso, mi cueva, esa cueva que tengo algo descuidada, donde me olvido de lo demás y puedo fluir con el agua, danzar con el viento, transmutar con el fuego y sembrar en la tierra, donde solo yo soy dueña y señora de lo que ocurra. Nadie puede entrar, pues la llave está escondida en lo más sagrado de mí. Y solo abriré la puerta a quien yo quiera, y cuando yo quiera. Si no te gusta, no pasa nada, no hace falta que llames a la puerta si mi respuesta te molestará, que ya seré yo la que avise de mi regreso, y si permanezco mucho tiempo abajo, en las profundidades de la tierra, te avisare por si quieres un café.  Que cuando tenga mi espacio bien organizado regresare. Mi cueva, mi espacio, mis hermanas, y mi caldero, con eso, es lo que ahora me hace feliz.

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Vacio

Vacio, un vacio profundo se abre paso en el centro de mi pecho, cada vez más profundo, cada vez más oscuro, cada vez más ancho, cogiendo así ya no solo el centro de mi pecho, si no mas partes de mi cuerpo. Tristeza, melancolía, rabia, más tristeza, sentimientos de que no han valorado lo que doy, reproches y más sentimientos que son difíciles de explicar, componen lo que es ese vacío, intenta arrastrarme desde hace un tiempo… Qué tristeza, no?
Y es que, son tantas las cosas que te puedes encontrar en el mundo del paganismo, que te dan ganas de meterte en la cueva y no volver a salir nunca más, pero claro eso no puedes hacerlo, como poder puedes, pero no es bueno para ti. Sé que hay un par de personitas, a las que quiero con locura, que están preocupadas, porque al final termine desapareciendo de todo y me olvide ellas… siento informaros personitas que tenéis Macarena para lo que os resta de vida, recordar el hilo rojo del meñique y la leyenda.
Estoy en un momento de reconexión conmigo misma, o lo intento mejor dicho, hace meses que vengo diciéndolo, que tengo que reconectarme otra vez, pero no lo estoy haciendo, y lo sé porque ese vacío empieza a ganar terreno como un loco, se emociona, se emociona y a mí me deja en pedacitos. Es más llegas a pensar que la diosa, a pesar de que quiere que aprendas algo, esta riéndose burlonamente como una cría que está gastando una travesura, la cual evidentemente, que la estas sufriendo, no te hace ni pizca de gracia… Pero hoy, sentada en mi ladera, rodeada de todas esas bellas flores, con la persona que más quiero, me he dado cuenta que, el juego macabro que pensé que estaba en juego, no es más que un: Quieres mirar lo que tienes a tu alrededor? No importa que te hayan despreciado, que la gente te utilice para lo que necesite y luego se marche, que te digan cosas feas, o que critiquen el que hables e intercambies cosas con los demás… eso da igual, ¿Qué tienes? Y la lista que apareció en mi mente, me hizo dibujar una sonrisa en el rosto, iluminando lo suficiente para ver el grosor del vacío que tenia, incluso ver el fondo, y pensar… no es un vacio sin fondo, tiene fondo y ahora lo veo ¿quiero escalarlo y cerrarlo? Mi respuesta fue automática, Si, y si y mil veces Si… Como es evidente, al vacio no le hizo ni puta gracia, tomando cartas en el asunto, intentando sacar oscuridad para que dejara de ver… que cosas, aun veo el fondo, pese a que lleve toda la mañana llorando, y me sienta triste. Para mí es un gran paso, un paso gigante.
De camino a casa, veníamos hablando, de lo que tenia de lo que no, de esas personas que me han hecho sentirme vacías, y de las que termine mal pensando que mejor lejos o que me caían como una pata en los cojones, y que ahora forman parte de mi vida, que me entienden, que no me juzgan y están para darme mimos, consejo, fuerza, incluso hasta Agapornis. Qué cosas… esas personas siguen, y disfruto de ellas, de su compañía, de su estar, de su paciencia y de muchas cosas más, sin preocuparme si se irán o no. Y si hace unos años me hubieran dicho… estarán en tu vida aportándote lo que necesitas… les abría recomendado que cambiaran de camello, que las drogas se las pasaban caducadas.
Pero aquí sigo, viendo el fondo de un vacio, que pensándolo bien, ya no puedo llamarlo vacio, podría llamarle, pozo o recipiente grande. Si, recipiente grande, el cual se formo por toda esa basura que se genero, y fue erosionando como una piedra hasta formar ese recipiente grande. Y ya no solo estas mañanas de sol y calor, en mi ladera, si no, esas tardes y noches largas, donde te dan calor, apoyo y te ayudan a ver el primer peldaño de ese supuesto “vacio”, ahora con nombre… Y es que solo tú, en este caso yo, solo yo puedo salir de este recipiente grande, en el que me metí, por no hacer limpieza antes. Sera duro, será pesado, será doloroso, pero este recipiente tiene que pasar a uno mas chiquitín, y mas chiquitín y mas… hasta que ya no tenga recipiente. Lo importante es que, como me dijo una amiga, es… Quiérete a ti misma. Así que empezare a quererme. Me quiero, y si no le gusta alguien, que siga caminando. Me quiero.

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