Hace mucho tiempo que no escribo… hoy es una noche de
verano, de estas calurosas, de las que sabes que te quedaras pegada a la sabana
muerta de calor. Estoy tomándome un té helado, y me vienen olores, sabores y
recuerdos a la memoria. Hace ya unos meses que sucedió todo, hace ya unos meses
cuando regrese a mi hogar, el cual, por muy raro que pueda parecer, no conocía físicamente.
Recuerdo los nervios en el aeropuerto de camino a
Bristol, las dos estábamos emocionadas, con maripositas en el estomago, habíamos
decidido liarnos la manta a la cabeza e irnos fuera, sin la familia, sin nada,
simplemente a ser nosotras mismas.
Mi compañera
de aventuras y yo, nos subimos aquel avión de Easy-yet, deseando que el tiempo
de vuelo se pasaran enseguida. Y pasaron…
Al salir y pasar por controles y demás tramitaciones
administrativas, fuimos al encuentro de dos personas maravillosas que nos
estaban esperando, a horas intempestivas, para llevarnos a su dulce morada. Aun
que ni mi compañera de viajes y yo sabíamos ingles, el idioma no fue un
problema, en el trayecto fuimos entendiéndonos, y al llegar el dulce hada de
cabellos rojizos y ojos claros, se abalanzo sobre la cama con el traductor de
google para poder hablar durante un buen rato. Que mujer más maravillosa.
El olor a fresco, a roció de la mañana, el te preparándose,
el sol dándonos la bienvenida al hogar, reponiendo fuerzas del viaje,
desayunamos y comenzamos la aventura en Glastonbury, tierra de sacerdotisas,
morada de la diosa y el dios, lugar mágico donde los haya.
Que preciosa bienvenida tuvimos, el frescor
refrescando nuestras mejillas, el sol siendo cómplices de nuestro nerviosismo. Cámara
en mano, bien abrigadas y en busca de rincones.
Una y otra vez recorrimos sus calles, parándonos con
asombro, soltando suspiros de felicidad, mientras nos quedábamos embelesadas
por cada cosa que nuestros ojos captaban, nuestra nariz olía, y nuestras orejas
escuchaban. El primer día fe de reconocimiento, ver donde estaba cada cosa, encontrar
información de todo, etc etc. Aun no sé si era por la emoción, pero todo me
sabia diferente, la comida deliciosa, el café delicioso, los aromas
embriagadores, el ruido sinfonías…
Hay que decir que tuvimos la gran suerte de conocer a
una estupenda mujer y sacerdotisa del templo de la diosa allí, la cual nos
enseño de todo, nos hablo de todo, no solo disfrutando ante un delicioso
capuchino. Fue un honor conocerla, y un honor estar con ella.
La verdad es que la falta de conocimiento del idioma,
no causa problemas, pero te dificulta el entendimiento, sobre todo ese pobre
Melisso del templo, nos mirábamos, y nos mirábamos, repitiendo las mismas
palabras, pero no conseguimos entendernos. Menos mal que todo quedo en una anécdota
cuando se lo contamos a la sacerdotisa que conocimos…. El se quedo con mi misma
sensación. Ains
Fuimos a la Abadia, muy grande y preciosa, lo que más
me impresiono, esos Tejos ancestrales presidiendo el camino, y los cuervos que
campaban a sus anchas por todas partes, sin importarles que estuvieras por allí.
Subir a la Tor, woo, no sabía que el aire tuviera tanta fuerza, casi salimos
volando. Allí viví una experiencia preciosa, sentada en una esquina,
simplemente sintiendo y dejándome llevar. Y allí estaba esa mujer igual que yo,
siendo lo mismo, reconociéndonos mutuamente, sabiendo quien era ella y quién
era yo. Sé que en mi próximo viaje la volveré a ver, y mantendremos esa conversación
que nos quedo pendiente. Y el Challice well, ooo, que puedo decir de ello, si la
foto de esta entrada, es precisamente de este lugar tan mágico, que fue capaz
de transportarme a mucho tiempo atrás. Beber sus aguas, disfrutar de su
naturaleza, de su sabiduría.
Muchos rincones, muchas cosas que contar, muchas
cosas más que pasaron. Pues otro de los momentos inolvidables que viví fue en
el Goddess Temple, que en su momento no entendí, y que tras pasado unos meses
si.
Añoro Glastonbury, añoro mi hogar, añoro su aroma,
añoro su esencia y su todo. Pero sé que pronto volveré a pasear por sus calles
e inundar todos mis sentidos allí. Una parte de mi se quedo para siempre allí,
y muy feliz de que lo hicera.