La espiral está a punto de terminar, una piral que está siendo, y digo esta porque aun no termino, y antes de Samahin, me sorprenderá más veces, que está siendo bastante peculiar, bastante rara, bastante silenciosa y de trabajo personal. Desde luego, yo personalmente estoy aprendiendo mucho, y lo mejor de todo es que estoy volviendo a lo que yo quiero ser, pero eso no evita que tenga miedo, o vaya despacio. Últimamente, a pesar de que la muerte esta tan próxima, están volviendo a aparecer cosas del paso, personas, hechos, que, exigen de mi algo que antaño les di, pero que por propia voluntad decidieron marcharse… Y ahora vienen a exigirme que termine, que siga, que les vuelva a dar todo aquello que una vez rechazaron. Y pienso yo, para mis adentros, que no es justo, una voz en mi interior grita “no seas tonta Macarena, no malgaste tu tiempo, tu aprendizaje, con aquellos que no quieren trabajar, ni esforzarse, aquellos que a la mínima se marchan en busca de otros maestros, pero que extrañamente cuando te ven un rayito de luz nuevo vuelven a ti. Y por otro lado está la sensación, que me entristece, se que son validos, se que lo harían estupendamente, voy a seguir sin mirar atrás… Y es mi lucha interna, la lucha de una madre, que se que ahora misma esta en desequilibrio total, porque quiere ser egoísta, porque no puede dejar que se aprovechen de ella, sacar ese lado de bruja y decir que no, y por el otro está la madre totalmente dolorida por no poder abarcar todo aquello que quiere, todo aquello que sabe que pueden, pero sin ver que es una evolución y por muy validos que sean, a lo mejor no es el momento para ellos. Es tan complicado todo. Ver como intentas dar todo de sí, intentar que se esfuercen, que no sean solo lecciones como si de lengua se tratara, a mí jamás me regalaron nada, mis maestros me han ido mostrando parte del camino, pero el resto lo he recorrido yo solita. Con lagrimas, con esfuerzo, con tristezas, pero también con alegrías, con ganas, con sonrisas, siempre tuve y tengo claro que mis experiencias no pueden vivirlas otros por mí, no pueden explicarme que debo de sentir, o que debo percibir. No y NO Y NO Y MIL VECES NO. Yo soy quien debe de trabajar, quien debe esforzarse, quien tiene que poner al limite sus energías. Y siempre, siempre he creído ciegamente en mis maestros, cuando ellos me han hecho dudas, me han engañado para aprender, y mientras me están enseñando no he buscado a otros para que me enseñen lo mismo y mucho menos decir que estoy buscando otros maestros para lo mismo. Porque lo mismo que a mí me pueden hacer daño, yo puedo hacerlo. Si por cualquier motivo, fuera el que fuera la relación con mi maestro finalizaba, por su parte o por la mía, se hablaba y sin problemas. El buen maestro es aquel que sabe distinguir entre alumno y polilla, y el que deja marchar a su alumno sin resquemos ni ataduras. Y hoy por hoy sigo teniendo a mis maestros conmigo, dejando de ser maestros para ser amigos.
Imagino que con la llegada de Samahin y a medida que Yule se acerque mis dudas irán desapareciendo, iran brillando las que realmente son, y pasado Yule abre parido todo lo que se ha gestado después de la muerte. Hasta entonces, intentare solucionar a mi madre desequilibrada aun que eso conlleve a que emocionalmente este mal. Las espirales siguen girando y girando sin cesar, y cada uno tiene que elegir su propia espiral, pero si te metes en una donde hay más personas, ve hasta el final, no te quedes a medias, pues puede que esa espiral jamás se te vuelva a presentar y puedas arrepentirte. Una espiral mal cogida puede hacer que tengamos una vida de desequilibrios, altibajos y la búsqueda frenética de encontrar una.